“Asfixiar”, “asfixiar”, “aislar”… Para describir la intención de las comunidades internacionales y regionales cuando hicieron evaluaciones económicas contra el grupo de militares que derrocaron el poder vigente en Níger a finales de julio, no faltan palabras. Todos convergen en la misma idea: al ejercer presión sobre los ingresos del país, al poner en peligro a su población y a su economía en el sentido más amplio, el cuasi embargo debería obligar a los golpistas a devolver las llaves al presidente electo, Mohamed Bazoum.
Un arma económica, por tanto, utilizada en la historia reciente, concretamente contra Irán y, más recientemente, contra Rusia. Y eso no ha tenido los resultados esperados, no habiendo cesado aún los regímenes vigentes y los evidentes actos flagrantes del derecho internacional. Además, como En En cualquier situación de opresión –sin perjuicio de su legitimidad– cuanto más pasa el tiempo, más cambian las situaciones y más se adaptan los “oprimidos”. ¿Será lo mismo en Níger? ¿En este país situado en el corazón del Sahel que representa tantas cuestiones geopolíticas y estratégicas con su riqueza petrolera? Un país que se espera que vea crecer su PIB el próximo año y donde el estancamiento no es accidental.
Miedo al contagio
¿Es necesario precisar que el golpe militar orquestado por el general Tiani convierte a Níger en el cuarto país afectado por un golpe de Estado en la región desde 2020? Malí, Guinea, Burkina Faso… Para los jefes de Estado reunidos en la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), al menos aquellos cuyos nombres no han sido eliminados temporalmente de la lista de quince miembros debido a un golpe de estado, no es un cuestión de innovación, sino detenerla. Alassane Ouattara, Macky Sall, Bola Tinubu y Patrice Talon en la dirección quieren evitar a toda costa un fenómeno de contagio. Y los estatutos de la institución por la que optaron les permiten activar esta influencia moderna.
Así, el artículo 77 del tratado revisado de la CEDEAO firmado en Cotonú en 1993 prevé un arsenal específico. "Cuando un Estado miembro incumple sus obligaciones para con la comunidad, la Asamblea podrá adoptar evaluaciones en su contra", establece el primer párrafo, que establece el marco jurídico y la legitimidad de la organización para sancionar a Níger. El siguiente párrafo es más preciso respecto a la parte económica: “ Estas evaluaciones pueden incluir: suspender la provisión de nuevos préstamos o asistencia de la comunidad; suspensión del desembolso de todos los préstamos, todos los proyectos o programas de asistencia comunitaria en curso. » Por supuesto, para Níger, todo está ahí. Como fue el caso de Malí –las evaluaciones más fuertes en ese momento– y Burkina Faso. Pero esta vez la CEDEAO fue más larga, las medidas adoptadas fueron drásticas, sin precedentes.
Sanciones incomparables
Para obligar a la junta nigeriana a ceder –además de una amenaza de intervención armada coordinada– se suspendieron las transacciones comerciales, se interrumpieron los flujos financieros, se cerraron las fronteras terrestres (con excepción de las compartidas con Chad y Argelia, que no pertenecen a la CEDEAO). ). , y la cooperación en materia de seguridad también se vio interrumpida. En cuanto a los servicios aéreos, ahora son extremadamente limitados. En comparación con las sanciones impuestas contra Burkina Faso y Mali, cuyo acceso no se ha cerrado completamente, y especialmente en lo que respecta a las sanciones selectivas relativamente limitadas y de largo plazo, la situación actual en Níger no tiene paralelo en la región.
A través del análisis del tratado de la CEDEAO combinado, en un sutil equilibrio, con las presiones internacionales y el deseo de mantener la estabilidad y la democracia, entendemos que los jefes de Estado en el poder –reforzados por París y Washington– pretenden llevar a cabo este enésimo golpe. Que sea el último. Pero ¿cuánto tiempo podrán resistir sin dificultades en un país ya de por sí vulnerable? Quitemos la pelota en Cristal.