Ofrecer a los principales países forestales soluciones muy concretas que les permitan beneficiarse de ventajas económicas y al mismo tiempo desarrollar políticas más protectoras de los bosques; fortalecer la cooperación científica entre las tres cuencas tropicales del mundo; movilizar medios innovadores o audaces que deben ser articulados e implementados. Los objetivos de Una cumbre forestal de Libreville son conocidos. Sin embargo, lograrlos requiere garantizar que las comunidades indígenas no se mantengan demasiado alejadas de la mesa de discusión.
Un bosque es flora, fauna, suelo, agua, luz y personas. Si los primeros cinco elementos constituyen recursos, ciertamente no ocurre lo mismo con los hombres que pueblan o viven en el bosque. Los hombres y sus comunidades –los nativos, pero no sólo– mantuvieron relaciones de intercambio y simbiosis con esos bosques que los hicieron altamente dependientes de ellos.
bien común
Los organizadores de Una cumbre forestal de Libreville proclama con razón –y debería en agradecer – que “los bosques tropicales brindan un servicio invaluable a la población local y a la humanidad, proporcionándoles muchos recursos, pero también secuestrando carbono y albergando puntos críticos de biodiversidad. »
Por tanto, sería sensato haber presentado esta simple realidad: si los bosques se encuentran en un estado de conservación que hoy nos permite pensar no en su restauración, sino en su conservación como un bien común, es precisamente porque los habitantes de estos bosques no los han dañado de la misma manera que las comunidades urbanizadas lograron degradar su medio ambiente. Es interesante, desde un punto de vista metodológico, observar que los organizadores de la cumbre de Libreville distinguen la participación de las comunidades indígenas de la de la sociedad civil, indicando que esta última no puede decidir por las primeras, que tienen sus propios intereses que merecen ser tomado en consideración.
preservación
Por al menos dos razones deberíamos alentarnos a considerar a las comunidades forestales indígenas como beneficiarios prioritarios del enfoque de conservación. Tu forma de vida, mejor dicho, tu supervivencia, depende de lo que sea. A nadie se le ocurriría emprender un plan para rediseñar la urbanización de una gran ciudad como Libreville, París o Yakarta sin recoger el punto de vista de los representantes o municipios de estas ciudades, y por qué no de los residentes, a través de consultas directas.
De la misma manera, no podemos pensar en prescindir del aporte de las comunidades indígenas al pensamiento y a la acción. ¡Abstengamos de mencionar una vez más la falta de representación de posibles representantes de estas comunidades! Esta cuestión está ahora resuelta y estabilizada, al menos en la ley, con variaciones bastante interesantes en la legislación nacional.
Las formas de vida de las comunidades indígenas pueden inspirar acciones y políticas de conservación. Felicitaciones por darnos cuenta de que el segundo objetivo de esta cumbre es “la consideración de prácticas tradicionales que permitan la protección de especies endémicas”. comunidades tradicionales ellos son Contribuyentes, eso es seguro, pero podrían serlo aún más. Son destinatarios de las políticas públicas, científicas y médicas que se desarrollarán. Se trata de una singularidad que debería animar a los participantes en esta cumbre a darles un lugar efectivo en la mesa de debate.
Modelos para profundizar
El marco existe y se debe alentar a las partes interesadas, en primer lugar a los Estados, a inspirarse en él. Algunas iniciativas parecen modelos más exploratorios. Este es particularmente el caso de Neutralidad de la degradación del suelo que ya ha evitado la emisión de 12 millones de toneladas de CO2 y ha financiado, por ejemplo, el programa Komaza en Kenia. Este programa permitió a pequeños productores desarrollar una actividad microforestal sustentable, participando así del patrimonio de la fauna y flora local y garantizando un ingreso. Desde esta perspectiva, su alcance se extendería a las comunidades indígenas.
En términos concretos, la ambición declarada de la Una cumbre forestal de Libreville es el desarrollo de una plataforma de soluciones científicas y económicas para ayudar a conciliar la protección de los bosques y el desarrollo económico en los “grandes países forestales”. Este nuevo nombre deberá encontrar un significado que esté en consonancia con la cooperación científica planificada conjuntamente. ¿Los grandes países forestales designan únicamente a los países forestales del Sur? ¿Aquellos en el cinturón ecuatorial (Cuenca del Congo Ogoué, Cuenca del Amazonas y Cuenca del Mekong)? ¿Qué tal, por ejemplo, el bosque costero continental de la Columbia Británica (Canadá) o la inmensa Taiga del Polo Norte? ¿Ciertos espacios ofrecerían “soluciones muy concretas” y otros usuarios de estas soluciones? Queremos creer que se trata de colaboración. La emergencia climática no justificará la adopción de soluciones ya hechas, ni siquiera concretas.
Los augurios parecen buenos, pero no lo olvidamos: los Estados tienen derechos, la naturaleza tiene derechos, pero las comunidades indígenas también tienen derechos, especialmente en lo que respecta a su hábitat y su forma de vida; derechos que deben ser preservados en allí duración…